Probablemente el lenguaje constituya la características más importante y definitoria del ser humano como especie, de hecho se está imponiendo la concepción de que el lenguaje está más cerca de las disposiciones innatas que de los artefactos culturales. La vida del ser humano se ha organizado en torno a la comunicación lingüística, así, la transmisión cultural o de conocimientos acumulados se realiza en función a éste, lo cual permite un grado de adaptación muy elevado al no ser necesario experiencias directas para fijar comportamientos.
El lenguaje debe entenderse como un sistema de códigos que permite designar el entorno, los objetos del mundo, sus acciones, cualidades y relaciones. Entendido como medio de comunicación permite al hombre guardar y transmitir información y asimilar la experiencia acumulada por la especie, por ello, contribuye en la formación de la compleja estructura del sistema cognitivo humano.
El soporte biológico del lenguaje debe ser analizado a dos niveles. En un primer nivel se puede establecer una estructura y procesamiento periférico y un segundo nivel relacionado con una estructura y procesamiento central más relacionado con el lenguaje. Dependiendo del nivel de análisis al que nos refiramos existirán diferentes estructuras orgánicas.
Neuroeje Infero-Superior: Es uno de los modelos más antiguos. Están implicadas las siguientes estructuras:
- El área de Broca se supone que alberga los programas para la coordinación compleja de los músculos necesarios para el habla.
- El área de Wernicke posee los mecanismos para transformar la información auditiva en unidades de significados.
- El fascículo arqueado une las zonas anteriores y posteriores del habla.
- El área facial dirige los movimientos de la cara, lengua, etc.
- La circunvolución angular combina la información sensorial para albergar los modelos visuales de las letras, palabras, etc., y convierte un estimulo visual en la forma auditiva adecuada.
EL LENGUAJE COMO CONJUNTO DE ORACIONES.
Para comprender un enunciado se deberán realizar una serie de procesos sucesivos que analizan el estímulo. La actividad lingüística se puede caracterizar por tener propósitos, ser intencional y perseguir fines, es decir, transmitir y recibir información de otras personas o de estructurar o representar esa información mediante un sistema simbólico de comunicación a partir de símbolos aprendidos. (Vg. Belinchín, Riviére e Igoa, 1992; Carreiras, 1997; Valle, 1991).
Además de los procesos relacionados directamente con el lenguaje, es necesario que intervengan también procesos cognitivos como:
- Procesos perceptivos: Que analicen las entradas sensoriales permitiendo determinar si se analiza un estímulo lingüístico o no.
- Procesos de almacenamiento: La información que el sujeto aporta durante el procesamiento debe estar almacenada en un sistema especifico de memoria.
- Proceso de codificación: Para percibir el lenguaje, la señal portadora del mensaje debe ser antes detectada por los sistemas sensoriales.
- Procesos motivacionales y emocionarles: La motivación determina el interés del procesamiento de la información, y también puede controlar el proceso comunicativo o de intercambio de información.
LA COMPRENSIÓN DEL LENGUAJE.
Hace referencia al proceso activo que va desde la presencia del estímulo lingüístico hasta que se accede a su significado. Este proceso se realiza en tres niveles o subprocesos:
Reconocimiento de palabras.- Esta tarea de reconocimiento se puede separar en dos procesos sucesivos.
- Análisis perceptivos: Tanto las letras como las palabras son objetos y por tanto perceptibles; por ello, para poder reconocer una palabra antes debemos asociar las distintas grafías o fonemas como letras de nuestro sistema alfabético y comparar esta información con la almacenada en nuestra memoria. Afortunadamente, algún mecanismo interno nos permite percibir un numero ilimitado de posibles formas de una letra con una sola y una vez que se identifica como material lingüístico se da el efecto de constancia perceptiva, es decir, la señal se percibe de forma estandarizada, como independencia de su forma.
- Proceso léxico: Una vez identificada la palabra, se asocia ésta con un concepto o significado concreto. Para esto, hay dos caminos diferentes: la ruta léxica y la fonológica. En la ruta léxica, se compara la forma ortográfica de la palabra con las distintas representaciones de nuestro léxico mental y se comprueba cuál de esas representaciones léxicas puede encajar con la palabra. La ruta fonológica consiste en transformar las distintas letras de la palabra en sus correspondientes sonidos, y a partir de éstos poder reconocer la palabra. Para que esta ruta funcione correctamente, se necesita una correspondencia clara entre los grafemas y los fonemas, expresada mediante reglas de conversión, donde se recoge tanto las normas como las excepciones a la norma.
En esta fase del procesamiento pueden detectarse la ausencia de palabras necesarias, faltas de concordancia o estructuras sintácticas incorrectas, también pueden construirse descripciones sintácticas coherentes cuando el texto no las aporta. Sin embargo, los errores no siempre se detectan, ya que el sujeto puede corregirlos de manera automática e inconsciente, procesando correctamente el significado. Si la forma sintáctica de una expresión se altera, el significado se ve afectado. El orden de las palabras si altera el producto final, muchas veces se ha de recurrir a la sintaxis para acceder a la semántica.
Otro de los factores a tener en cuenta dentro de esta etapa es el de ambigüedad. Muchas palabras son ambiguas, y pueden serlo según el significado y según al significado asociado a la categoría gramatical.
El enfoque interactivo o paralelo, postula un uso indiferenciado de fuentes de información, sintácticas y no sintácticas, para obtener una correcta resolución de la ambigüedad, desde este enfoque, la información semántica y pragmática controla todos los aspectos del procesamiento del lenguaje, esto hace que sea especialmente difícil diferenciar entre el procesamiento sintáctico y el semántico; de hecho, algunos modelos interactivos no realizan dicha distinción.
PROCESAMIENTO SEMÁNTICO.
Consiste en describir la estructura proposicional de las representaciones semánticas contenidas en el enunciado, e implica: el análisis de participantes, actores u objetos implicados en una expresión; el análisis de estados y acciones que se desarrollan, y el análisis de las circunstancias en que se desarrollan aquellas.
Tres son los modelos más significativos a la hora de establecer una primera aproximación al procesamiento del significado de una palabra:
- Rasgos semánticos: Los defensores de esta teoría parten de que el significado de las palabras se puede obtener por definiciones, al menos en una primera aproximación.
- Redes semánticas: Saber por qué una persona es capaz de verificar oraciones donde no haya una conexión directa entre el sujeto y el predicado.
- Semántica procedimental: Para este tipo de teorías, el significado de una palabra viene dado por el conjunto de procedimientos u operaciones mentales necesarios para decidir cuándo se puede aplicar una palabra a una cosas.
LA PRODUCCIÓN DEL LENGUAJE.
Cuando el sujeto actúa como emisor realiza procesos de producción del lenguaje, mediante los cuales se formula y articula un mensaje. Es necesario que haya una necesidad comunicativa, y basándose en ella, se seleccionan las palabras y se organizan sobre la base de una estructura capaz de transmitir la información, y finalmente se produce el lenguaje.
Levelt propone un modelo cognitivo del proceso de producción. Según él se distinguen tres fases o componentes de procesamiento:
- Fase de planificación o conceptualización: los sujetos seleccionan el contenido comunicativo de su mensaje. Se trata de actividades de carácter intencional, aunque no necesariamente consciente. El resultado es la elaboración de un paquete de información llamado mensaje prelingüístico. Esta fase ocurre en el conceptualizador.
- Fase de codificación lingüística o de formulación: el mensaje prelingüístico es traducido a un formato lingüístico. Implica el uso de una lengua y una gramática. Requiere la especificación progresiva de las unidades estructurales (sintagmas, palabras, etc.) que intervendrán en la locución hasta configurar el plan fonético o representación de la serie ordenada de unidades lingüísticas que componen la oración. El resultado de esta fase es el plan fonético o habla interna.
- Procesos periféricos o articulación: no es necesaria para el lenguaje interno. Las representaciones lingüísticas que configuran el plan fonético son traducidas a un código o plan motor que pone en marcha la secuencia de movimientos de las estructuras musculares implicadas en la producción del lenguaje. A la ejecución motora de dicho actos se llama producción del habla.


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